Para 2 personas como plato principal y para 4 como guarnición:
450 g de patata (2 patatas grandes) peladas y divididas en cuartos
Sal y pimienta
Aceite de oliva virgen extra
100 g (1 taza) de cebolla laminada finamente
115 g de queso parmigiano reggiano rallado fino
Cuece las patatas unos 20 minutos. Escúrrelas bien.
Al mismo tiempo freír la cebolla en una sartén de 23 cm antiadherente durante unos 8 minutos, que no tome color pero si que este blanda y translúcida.
Una vez cocidas las patatas pasarlas a un bol y machacarlas con un tenedor. Incorpora la cebolla y el queso rallado, asegúrate que está a tu gusto de sal y pimienta, este es el momento de rectificarla.
En la misma sartén donde hemos frito la cebolla, ponerla al fuego y calentarla a fuego medio-alto, poner la mezcla y dejar que dore muy bien por un lado para luego ayudándonos con un plato darle la vuelta como si fuera una tortilla de patata.
Aunque tiene una pinta muy parecida a la tortilla de patata en realidad no tiene nada que ver, cuando la partes es deliciosamente cremosa y al comer el queso caliente y fundido está buenísima. Un secreto es que este bien dorada antes de darle la vuelta para que el queso cree una película crujiente y deliciosa.